A menudo oímos lo importante que es estar motivado para lograr lo que uno se propone. Más, en tiempos de crisis, parece que hace falta doble dosis de motivación para llegar a dicho lugar o a donde hemos aspirado llegar.
La motivación es un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta de la persona hacia metas o fines determinados; es el impulso que mueve a la persona a realizar determinadas acciones y persistir en ellas para su culminación. La motivación es lo que le da energía y dirección a la conducta, es la causa del comportamiento.
La motivación es un proceso que pasa por varias fases. Inicialmente la persona anticipa que se va a sentir bien (o va a dejar de sentirse mal) si consigue una meta. En un segundo tiempo, se activa y empieza a hacer cosas para conseguir dicha meta. Mientras vaya caminado hacia ella, irá evaluando si va por buen camino o no, es decir, hará una retroalimentación del rendimiento. Y, por último, disfrutará del resultado.
¿Qué cosas puedes hacer para aumentar tu motivación?
- Desarrolla un buen plan de acción. Divide tu meta final en pequeñas submetas. Estas serán hitos que irás consiguiendo y sentirás que te acercan a tu meta final. No olvides celebrar cada uno de ellos.
- Guarda tu energía física y psíquica para emplearla en lo que realmente quieras conseguir. No la malgastes en cosas que te alejen o te distraigan de tu objetivo.
- No escatimes en esfuerzos y decisiones. Esto es, si hace falta un paso determinado para alcanzar tu objetivo: hazlo. En ocasiones tenemos que dedicar tiempo, o gastar dinero, en algo a corto plazo para conseguir el objetivo a largo plazo. Míralo como una inversión no como un gasto.
- Nunca pierdas de vista tu objetivo. Cuando aparezcan inconvenientes, asúmelos como parte del proceso. Todo tiene su lado bueno y su lado malo. En el momento en el que decidiste luchar por conseguir esa meta no te importó asumir que ibas a tener que hacer cosas difíciles para obtenerla.
- No gastes tiempo en quejarte, sólo te quita energías y no te soluciona nada.
- Oblígate a actuar. Habrá ocasiones en las que tengas poca energía y otras en las que tendrás que realizar tareas que no te gusten. En estos casos: autocontrol. Oblígate a hacerlo, no pienses en si tienes ganas de hacerlo o no. De hecho, no te hacen falta "tener ganas" para hacer las cosas. Todos hacemos muchas cosas a lo largo del día que no tenemos ganas de hacer y las hacemos, y una vez que las hacemos, nos damos cuenta de que no son para tanto. Primero se hacen las cosas y luego entran las ganas. Lo hago y punto, no pienso si me apetece o no.
- Aprovecha los días en los que te encuentres más alegre, optimista y con más energía para hacer las cosas que te cuestan. Es en esos momentos en los que podrás realizar una tarea difícil o podrás llamar a esa persona con la que te cuesta hablar.
- Rodéate de personas optimistas, que luchan por lo que quieren conseguir. Todo se contagia, el pesimismo y el optimismo.
- Fíjate en la parte que llevas conseguida, no en la que te queda por conseguir.
- Disfruta del camino. Porque el ser humano disfruta de la ilusión cuando lucha por las cosas, no cuando las consigue. Una vez que hayas conseguido tu meta, tendrás que buscar otra nueva para volver a ilusionarte.
Estrategias para la motivación laboral
Se puede definir la motivación como el conjunto de factores capaces de provocar, mantener y dirigir la conducta hacia un objetivo. Dentro del ámbito laboral, conviene identificar y tener presentes algunos consejos para lograr esa motivación, tan importante para las personas como para la buena marcha del negocio.
Si un empleado está satisfecho con su trabajo también rendirá más e, incluso, puede ser creativo y ayudar a mejorar los procesos productivos de la empresa. Por tanto, conviene tener en cuenta la motivación en la estrategia de recursos humanos, así como los diferentes tipos de motivación, cómo se interrelacionan y sabiendo que, al final, es algo que depende y afecta a cada trabajador.
- Mejorar las condiciones laborales: Un lugar de trabajo que los empleados toleran y disfrutan puede fomentar la motivación laboral y ofrecer mejores resultados. Sin embargo, las malas condiciones en el lugar de trabajo pueden afectar al rendimiento y a la productividad de los empleados. Se puede aumentar la motivación laboral mejorando las condiciones higiénicas, el contexto laboral y, en general, eliminando todo lo que pueda suponer insatisfacción en el trabajo.
- Adecuación de la persona a su puesto de trabajo: Un trabajador que no está donde debería o ejerciendo unas tareas para las que no está preparado supone una desmotivación peligrosa, tanto para él como para su entorno. En cambio, si la persona cuenta con los conocimientos, habilidades y experiencia suficientes para desarrollar con garantías el puesto de trabajo, además estará motivada e interesada en el mismo.
- Participación: Muchos puestos de trabajo se limitan a lo suyo y, fuera de eso, apenas saben ni participan del proceso general o más global. Este fraccionamiento o especialización acentuada puede perjudicar a la motivación laboral, ya que el trabajador se limita a desarrollar una actividad mecánica y rutinaria, sin participar en la planificación ni en el diseño de tareas. Tanto en la teoría como en la práctica, los trabajadores suelen ser los que mejor conocen su trabajo. Por tanto, tienen que tener suficiente ámbito competencial, confianza y, en definitiva, participación en los procesos concernientes a su actividad, ya no solo por cuestiones de motivación, sino también porque seguramente son los propios trabajadores los que pueden proponer las ideas, mejoras o cambios más eficaces.
- Reconocimiento: Esa palmadita en la espalda o reconocimiento suele, más que nada, brillar por su ausencia, cuando resulta uno de los aspectos más motivadores y, a la vez, más baratos o menos costosos. En cambio, se suele producir la situación contraria, en la que los fallos cobran un protagonismo no deseable para el buen funcionamiento de la empresa. Tampoco es cuestión de andar adulando ni de dejar pasar los errores. Más bien, se trata de que la “rutina” de hacer bien las cosas, que se supone lo normal en cualquier trabajo, no oculte que es un logro, mientras que los errores son las excepciones. Fundamentalmente, el reconocimiento consiste en evaluar los resultados de la conducta laboral y proporcionar la información obtenida al trabajador; algo que supone un importante factor motivador.
- Establecimiento de objetivos: Saber cuáles son las metas, cuál es la dirección a seguir y qué propósitos mueven a la empresa resulta algo básico para que el trabajador no se sienta perdido, sin saber para qué realiza su trabajo. La técnica de establecimiento de objetivos consiste en consensuar periódicamente los objetivos a lograr en un plazo determinado, algo que compromete y motiva a todos.