Durante toda nuestra vida experimentamos constantes conflictos, problemas, y muchas de ellas inevitables, pero es el cómo lo sobrellevamos, lo que nos permite crecer como personas. Ya que al fin y al cabo aquellos problemas o crisis, solo son parte del “tiempo”, el cual se sabe no durarán para siempre.
Por ello es importante el tema de la asertividad, aquella forma de expresión consciente, claro y equilibrado de nuestras ideas y sentimientos. Y en el campo interpersonal lo que realmente caracteriza la asertividad, es la capacidad de lanzarse y atreverse, relacionándonos de manera amable y franca, sin ser bruscos ni desagradables, siempre de la manera más empática posible.
Sin embargo, esta se ve mermada cuando el miedo se interpone y no permite hablar o decir lo que realmente pensamos, y esto puede producir ansiedad. Y precisamente la asertividad y la ansiedad están íntimamente relacionadas, siendo a la vez absolutamente antagónicos. Cuanta más asertividad exista, menos ansiedad sufriremos. De la misma manera nos permitirá además expresarnos con total tranquilidad, sin acritud, lo que nos llevará además a mejorar en las relaciones sociales, laborales y personales.
Actuar con asertividad, es decir, siendo lo más empático posible asegurándonos de no salir dañados, es importante. Pero si además eres resiliente, entonces estamos hablando de que se tiene muchas probabilidades de ser feliz, o al menos estar en el camino de llegar a serlo.
Resiliencia se refiere a la capacidad de superar la adversidad, y no solo eso, sino además salir fortalecido de ella. Los obstáculos e impedimentos que puedan ser en la vida, no significan que no te puedan afectar, pero si además consigues salir y hacerlo siendo aún más fuerte, habiendo aprendido de la situación y con probabilidad de afrontarla aún mejor si vuelve a suceder, entonces será un buen aprendizaje.
Diversos autores mencionan que, la resiliencia puede darse de manera innata, sin embargo, puede también desarrollarse a través de la potenciación de los diferentes segmentos de tu persona. Es algo que se da con el constante entrenamiento, ya que se conforma a través de la personalidad, factores protectores y defensivos, además de la suma de experiencias.
La resiliencia además está altamente vinculada con la autoestima. Es decir, cuanta más resiliencia tengas, más subirá tu autoestima y con ello tu seguridad, sobre todo a la hora de la toma de decisiones y resolución de conflictos. Además, nos permitirá tener: más compromiso, control y afrontar retos desde una perspectiva positiva.
De tal manera consideramos y compartimos que, la relación entre asertividad y resiliencia es absolutamente fundamental. Teniendo en claro que, para ser asertivo, es necesario primero ser resiliente.
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