¿Cómo podemos aprender de nuestras emociones?


Las emociones básicas son seis: la tristeza, la alegría, sorpresa, el miedo, el asco o aversión y el enfado. Cada una nos está informando sobre algo de nosotros mismos. El mensaje aproximado que nos manda nuestro organismo sería algo así como:

  • Miedo: "protégete"
  • Sorpresa: "entérate de que está pasando"
  • Aversión: "lo que tienes delante no te conviene"
  • Ira: "no permitas que te agredan"
  • Alegría: "trata de reproducir este suceso que te hace sentir bien"
  • Tristeza: "replantéate el camino por el que estás yendo"

Todas ellas nos dan información sobre nosotros, el entorno y las relaciones, no hay emociones buenas o malas, en todo caso más o menos agradables, pero todas nos están mandando un mensaje que podemos conocer, nos ayudan a "sobrevivir", a crecer, a enriquecernos, a conocernos más a nosotros y a los demás, a darnos cuenta del tipo de relación que estamos estableciendo y a mucho más.
 

¿CÓMO PODEMOS APRENDER DE NUESTRAS EMOCIONES?

1. Percibe las señales emocionales cuanto antes. Para esto debemos pararnos de vez en cuando y preguntarnos ¿cómo me siento.

2. Localiza la emoción físicamente en el cuerpo. ¿Dónde estoy sintiendo esta tristeza o este enfado? Puede ser que el enfado lo sintamos en el pecho o en las mandíbulas y la tristeza en el corazón o en la garganta. Haz un chequeo mental sobre todo tu cuerpo y localiza de donde sale la emoción.

3. Pon nombre a todos los sentimientos presentes. En ocasiones lo que sentimos son mezcla de emociones, puedes sentirte enfadado y decepcionado, o sentirte triste y desanimado. Trata de deshacer la mezcla poniendo nombre a cada una de las emociones que localices.

4. Acepta los sentimientos que tengas, sean cuales sean, para eso es importante no juzgarlos, solo ponerles nombre y aceptar que están en ti. No te juzgues a ti mismo tampoco por sentirlos.

5. Busca las causas de esos sentimientos hasta que entiendas porque están ahí. ¿Por qué me siento enfadado? Esta mañana estaba bien cuando me he despertado, y cuando he llegado al trabajo ya me sentía irritable, ¿qué ha pasado en ese período de tiempo? ¿Ha sido el atasco o la llamada de mi suegra lo que me ha enfadado? Es útil hacer un repaso del día para encontrar la causa de la emoción si esta no está clara.

6. Distingue los avisos útiles de las falsas alarmas. Si me ha puesto de mal humor el atasco y este ya ha pasado, ¿tiene algún sentido que mantenga el enfado a lo largo del día?, si, por el contrario, siento preocupación por un asunto que hay que resolver, esa preocupación será útil hasta que resuelva el asunto.

7. Aprende de la situación y planifica el futuro. Si, por ejemplo, estás enfadado contigo mismo por no haber sabido decir que no a un compromiso al que no deseas ir, puedes crearte una nota mental donde te digas que en próximas ocasiones evitaras decir que sí a compromisos a los que no deseas acudir.

8. Una vez hayas completado todos estos pasos, distráete, ¡haz algo con lo que disfrutes!