El origen del miedo a decir no

Existen situaciones muy diversas en las que podemos actuar guiados por el miedo a decir no, ya que tiene muchas causas: no querer decepcionar al otro, no querer desilusionarlo, evitar un enfrentamiento, sentir que nos van a querer menos o que van a contar menos con nosotros, pensar que van a vernos como egoístas, etc.

En definitiva, el miedo a decir no supone que ponemos por encima de nuestra opinión la opinión del otro. Lo que el otro quiere, piensa, necesita es más importante que lo que yo quiero, pienso o necesito. Y esta importancia se la doy yo. Sin ofrecer resistencia.

Veamos algunos ejemplos:

  • Hoy me apetece quedarme en casa, pero me llama una amiga para ir al cine y por no decirle que no, me visto y voy.
  • Estoy con un informe importante que debo entregar, viene un compañero con un problema y por no decirle que no, le ayudo a solucionarlo, aunque implique quedarme más horas después de mi horario.
  • Mi hijo de 4 años quiere que le compre una chocolatina, aunque ya a merendado, por no decirle que no (y que llore y grite) se la compro.

La importancia de decir “No”

Steve Jobs decía: “Hay que decir “no” a mil cosas para estar seguro de que no te estás equivocando o que intentas abarcar demasiado.” Muchas veces decimos que sí sólo para no tener que enfrentarnos a las consecuencias de una respuesta negativa. Poder decir “no” nos permitirá:

  • Hacer mejor y a conciencia las tareas importantes, sumando calidad, creatividad y talento en los detalles que marcan la diferencia.
  • Dar más tiempo y atención a nuestras prioridades personales y profesionales.
  • Disfrutar de tiempo extra para empezar cosas que siempre quisimos hacer y que postergamos para atender los asuntos de otros.
  • Vivir con más intensidad y disfrutando de haber elegido priorizar nuestro deseo.
  • Experimentar sensación de libertad.
  • Demostrarnos que tenemos el control de nuestra vida y de lo que hacemos.
  • Saber que podemos elegir y no acatar la voluntad de los demás.

Vence el miedo a decir no

Decir no es tan importante como decir sí. Decir no a lo que no es bueno para ti, a lo que no quieres, a los abusos continuados de alguien, es un derecho fundamental que todos poseemos y que podemos y debemos ejercer. Recuerda algo importante:

Aprender a decir NO a las demandas de los demás, significa decirte SI a ti mismo.

Como todo lo que no se practica, como todo cambio, para empezar a decir no hay que vencer unas resistencias, que en este caso son los pensamientos en forma de miedos que vendrán a mi mente.

Lo primero para vencer estos pensamientos negativos es darles la vuelta. Ver si son reales o son una creencia incorporada sin justificación real. Una forma de hacerlo (aunque hay muchas otras) es tomar consciencia de si nosotros pensaríamos lo mismo si la situación fuera al revés. ¿Pensaríamos que el otro es egoísta, que es mala persona, nos decepcionaríamos, etc.?

La reacción de los otros ante mi NO

A la hora de decir que no a alguien es importante darse cuenta de que la otra persona no tiene que reaccionar de forma positiva ante tu negación. Su reacción dependerá de cómo sea esa persona, de qué relación tengáis, de la importancia que para ella tenga lo que está pidiendo.

Puede que no lo entienda, que te demande que hagas algo que no quieres hacer, que inicie un enfrentamiento. Esto no significa que debas ceder, sólo significa que la otra persona piensa que tienes la “obligación” de hacer las cosas a su manera. Será tu decisión darle la razón o mantenerte en tu posición.

Recuerda que los demás están acostumbrados a cómo eres y si habitualmente te conocen como una persona que no se niega a nada y está siempre disponible, puede ser que al principio se descoloquen y les sorprenda tu cambio de actitud. Esto no significa que sea malo ni lo perciban como tal, sólo significa que necesitan un tiempo para adaptarse a tu nueva actitud.

Cómo aprender a decir “no”

  • Preguntarnos y reflexionar si es algo que realmente queremos hacer.
  • Tomarnos un tiempo antes de responder.
  • Evaluar nuestras prioridades.
  • Revisar si contamos con el tiempo para hacerlo.
  • Establecer un acuerdo y permitir concesiones.
  • Ser honestos y amables al decir “no”.
  • Ser asertivos, conocer los propios derechos y defenderlos, respetando a los demás.
  • No decir que sí solo para quedar bien.
  • Decir “no” con seguridad y de buen modo.

Decir “no” es difícil pero necesario, y cuesta menos cuando tenemos claro lo que queremos y cuáles son nuestros deseos y prioridades. Si tratamos de complacer siempre a todo el mundo, nunca estaremos satisfechos con lo que hagamos.

Si tienes dificultades para decir no, empieza por hacerlo en situaciones poco conflictivas, en actos anecdóticos sin carga emocional. Verás que no pasa nada. Tal vez las personas de tu entorno se sorprendan un poco, pero se les pasará. Al practicarlo varias veces, verás que cada vez te resulta más sencillo ponerte en esta posición. Poco a poco irás aprendiendo a decir no en situaciones de mayor importancia.